Luis Mateo Díez ("Días del desván"): "La iluminación de lo que escribo reside en la conquista de lo ajeno" (Guillermo Balbona - eldiariomontanes.es)
Luis Mateo Díez, que tras el verano publicará su ambiciosa fábula moral 'El animal piadoso', abre hoy el foro 'Lecciones y maestros' con una reflexión sobre su escritura, titulada 'Un callejón lleno de gente desconocida'.
«Fabulador que cuenta la vida, contador de historias». La narración es el rostro y el espejo de su mirada humana; la fábula, su territorio natural; y la imaginación y la memoria las herramientas cómplices donde este autor prolífico ha cimentado una de las incursiones en el imaginario de la fabulación, los cuentos, la tradición, los espacios de reflexión y lo narrativo más sólidas de la literatura española contemporánea.
La escritura de Luis Mateo Díez (Villablino, León, 1942) autor de 'Días del desván', es la protagonista inaugural de la tríada de narradores que configuran, en su tercera edición, las jornadas 'Lecciones y maestros' que, desde hoy y hasta el próximo miércoles, se celebran en Santillana del Mar.
En su profusa y celebrada obra, desde que con 'La fuente de la edad' (1986) obtuviera hace casi 25 años el Premio Nacional de Literatura y el Premio de la Crítica, se hallan fábulas sobre la infancia, ecos de la tradición oral, rastros de la sabiduría de gentes y cosas, lo legendario y lo primigenio, la materia narrativa en estado puro, y las ficciones arquetípicas con diferentes significaciones que han sustentado la arquitectura de este hacedor de un cosmos llamado Celama.
Sobre su participación en el foro de la literatura iberoamericana de la Fundación Santillana y la UIMP, Mateo Díez es consciente que representa un momento de responsabilidad. «El escritor en general y en mi caso desde luego, vive siempre en su soledad y estos requerimientos son como instantes de responsabilidad y una buena oportunidad para el enriquecimiento, para ser testigo uno de su propia creación y para el intercambio en lo vivo».
A su juicio, la tribuna de Santillana supone «un lugar de encuentro que da pie a que los escritores podamos reflexionar sobre nuestra poética y nuestra identidad de narradores a partir del contraste de opiniones y de perfiles diferentes».
La fábula vertebra buena parte del universo literario de Luis Mateo Díez «por sugestiva, por ser un espacio lleno de sugerencias que me permite contar la vida». Para el autor de 'El diablo meridiano', «la iluminación de lo que escribo está en la conquista de lo ajeno. En lo que escribo hay muchas cosas mías pero en realidad no soy yo». El narrador leonés que confiesa rehuir lo autobiográfico, expresa toda una declaración de principios: «al narrar me lo gano todo fuera de casa». El escritor, asiduo a las tribunas culturales y académicas de Cantabria, e integrante del jurado del premio de novela del Gobierno regional, subraya que la tradición de la fábula se sitúa «en la reivindicación, la metáfora y el simbolismo con el que se forja como un contador de historias».
El autor, que clausuró recientemente con 'Los frutos de la niebla' (Alfaguara, 2008) la serie narrativa 'Las fábulas del sentimiento', compuesta por doce novelas cortas, confiesa que tras la ceremonia de su escritura hay «una carrera de lejanía». Luis Mateo Díez está convencido de que su narración está habitada por «huidas, por una lejanía donde está lo extraño, lo ajeno, y en intentar descubrir esa extrañeza» reside el material más valioso que alimenta sus narraciones. Por ello, en su intervención en la Torre Don Borja profundizará en estas sensaciones bajo el significativo epígrafe de 'Un callejón lleno de gente desconocida'.
- «Lectores cómplices».
Antes, su paisano, el novelista y académico José María Merino trazará un itinerario por la ficción de Mateo Díez y, posteriormente, el crítico y profesor de Literatura Española Contemporánea de la Universidad Autónoma de Barcelona, Fernando Valls, moderará la primera mesa redonda de este foro.
Aunque es consciente de que se enfrenta en esta cita a «intérpretes privilegiados» de su obra, Luis Mateo Díez asegura que posee la experiencia de «tener muchos lectores cómplices, lectores que dan la cara y me transmiten el resultado de sus lecturas, cómo les ha afectado ese encuentro en lo narrativo». En cualquier caso, y sobre ello también aprovechará para reflexionar en este foro, el autor no se siente «más aceptado» cuando se convierte en oyente de quienes hablan de su obra. «En realidad no eres tú, pero sí hay una imagen de ti que se ha creado y ese es un personaje, una dimensión de personaje». Desde 'Las estaciones provinciales' a 'La gloria de los niños' Mateo Díez ha elaborado una escritura de prosa reconocible que persigue indagar en el sentido de la vida. Para el narrador, eso que llamamos estilo tiene en su caso una clara determinación: «uno quiere contar algo y sólo hay una manera de hacerlo en el límite de la expresividad y la complejidad».
El autor de 'Fantasmas del invierno' - «antes era más barroco»- sostiene que «el esfuerzo es el de la naturalidad, lo cual no es equivalente a ser sencillo, sino a responder a la necesidad de contar algo. La naturalidad no tiene nada que ver con la sencillez». En su opinión, el límite estaría «en la sugerencia y en la materialización de los personajes». El académico para consolidar un mundo narrativo apela a la «mirada», se define como «gran observador», se siente «deudor del gran imaginario universal» y subraya que «la mirada del escritor es narrativa, contadora».
Infancia, memoria, imaginación...«Te vas dando cuenta de que hay elementos en la mirada que detallan la condición humana. Pero el factor crucial es la fragilidad de mis seres de ficción, el extravío, la extrañeza y, de nuevo, esa lejanía de la que reflexionaré en Santillana».
El escritor leonés, quien se confiesa «autor de autoestima baja, un cazador de piezas que no son mías, de las que no me siento propietario, lo cual me permite aumentar más esa sensación de lejanía», asegura que nunca sacrificaría su forma de vivir la escritura por ser protagonista de fenómenos como el de Stieg Larsson y su Millennium, «aunque me encanta y me fascina».
El autor de 'El paraíso de los mortales' y 'El reino de Celama' dice haberse «resignado a ser un escritor con un mundo amplio, con muchos reclamos para contar». No obstante, tras esa creación prolífica revela su convencimiento de que «existe un tiempo de la escritura», por lo que apuesta por «congelar» sus historias antes de que llegue su proyección definitiva. Tras el verano, el reloj de su ficción marcará una nueva hora: Publica su novela 'El animal piadoso', «una fábula moral y una de las más ambiciosas que he escrito».
Entre «la patria de lo invisible» y el «sustrato de la experiencia», la escritura se enfrenta al «futuro imposible, el presente inasible y el pasado desconocido».
El autor de 'La ruina del cielo', que el pasado verano protagonizó en La Magdalena el ciclo 'El autor y su obra', asegura que «de todas las potencias del alma la memoria es la más narrativa», mientras que «la imaginación proporciona el poder sustancial».
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