viernes, 19 de junio de 2009

La revolución cubana reivindica a Hemingway

La revolución cubana reivindica a Hemingway (Fernando García - lavanguardia.es)

"Los cubanos vamos a ganar. 'I'm not a gringo'", dijo el escritor en 1959, según las crónicas.

El autor de 'El viejo y el mar' mostró un apego a la revolución cubana “muy por encima de lo entendible o lógico en un escritor como él”. Es lo que sostiene la directora de la casa museo de Ernest Hemingway a las afueras de La Habana, Ada Rosa Alfonso.

Nos lo dijo y explicó horas antes del coloquio internacional que sobre la figura del novelista, y en especial sobre su estancia de 21 años en su refugio cubano de Finca Vigía (1940-60), se celebra desde ayer y hasta el domingo en la capital caribeña. La tesis de que Hemingway simpatizaba con la Revolución, ampliamente compartida dentro y fuera de Cuba, no ha sido tanto un objeto de controversia como un asunto escamoteado a los lectores, a juicio de Alfonso y otros especialistas. “Son pocos los biógrafos del maestro que dicen la verdad, y una mayoría los que la tergiversan por razones políticas”, asegura la directora.

Del apoyo que Hemingway prestó a la República española, incluso materialmente, no hay duda porque está bien documentado. De su supuesta defensa de la revolución de Fidel Castro, con quien habló dos veces, existen menos trazas aunque algunas parecen contundentes; sobre todo ciertas frases que se le atribuyen: “La gente de honor apoyamos la revolución”, diría al dejar la isla y trasladarse a Estados Unidos el 25 de julio de 1960. ¿Por qué y en qué circunstancias se fue Hemingway de Cuba en aquella fecha? El escritor estaba ya muy enfermo.

Sufría un trastorno psíquico –bipolaridad según algunos, paranoia o derivaciones de su alcoholismo según otros–, se había comprado un rancho en su tierra natal de Idaho y, según Alfonso, ya en Finca Vigía había estado “ensayando” su suicidio, que ejecutaría en su residencia norteamericana un año después. Pero hay, dice la museóloga, dos datos que no cuadran con la idea de que el novelista se fuera de la isla con la intención de no volver más: “¿Qué escritor, aunque esté enfermo, abandona manuscritos de obras suyas inconclusas, como hizo él? ¿Por qué, si iba a retirarse definitivamente, se fue a Nueva York en lugar de a su rancho?” El premiado escritor cubano Enrique Cirules acaba de presentar un libro ('Hemingway, ese desconocido') que destaca las fuertes y directas presiones ejercidas por el último embajador de EE.UU. en la isla, Philip Wilson Bonsal, para que el escritor dejara la isla y abjurara de la revolución.

Cirules se basa en un pormenorizado testimonio de la que fue secretaria y más tarde nuera de Hemingway, Valerie Danby-Smith, sobre las visitas que Bonsal hizo al literato tras el triunfo de los barbudos. El embajador habría amenazado a Hemingway con convertirle oficialmente en traidor si no regresaba a EE.UU. “Hemingway protestó e intentó resistirse, pero el abismo que se abría entre Cuba y Norteamérica era insuperable”, dice Cirules.

No hay pruebas de que el hombre que escribió Por quién doblan las campanas fuera desleal a su país. Pero su patriotismo tenía límites: “Nosotros los cubanos vamos a ganar. 'I´m not a gringo', you know?”, afirmó en 1959 al llegar al aeropuerto de La Habana, según las crónicas. Hemingway acababa de besar la bandera cubana.

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