Disparidad (Rosa Regàs - elcorreodigital.com)
El Servicio de Publicaciones de la Universidad de Córdoba ha publicado un libro extraordinariamente instructivo y sugerente: 'La novela femenil y sus lectrices. La desvalorización de las mujeres y lo femenino en la crítica literaria española actual', de Laura Freixas.
A grandes rasgos, su tesis es que en literatura a los hombres se los juzga por la calidad de su obra y a las mujeres sólo por sus actitudes. Y yo añado, a no ser que estén muertas, y aun sólo unas pocas, como Carmen Martín Gaite o Mercè Rodoreda. Años se ha tardado en reconocer la calidad de la obra de Ana María Matute si se compara su prestigio con el de decenas de hombres famosos que no le llegan ni a la suela del zapato.
Laura Freixas expone con ejemplos lo que ocurre en nuestro país, donde los hombres se leen y se corean entre sí mientras el trabajo de la mujer se toma como un capricho insustancial que se le permite y por lo que debería sentirse satisfecha. Y menos mal que las mujeres leen también libros de hombres, porque si se limitaran a leer sólo los de mujeres como hacen ellos, que en general solo leen a otros hombres, ni siquiera contarían como lectoras.
Reducida a estadísticas, la relación entre hombres y mujeres resulta escandalosa y escalofriante en los premios literarios, oficiales o no, en los sillones de las reales academias, en las cantidades que cobran por charlas, congresos y conferencias, en la importancia que se les concede en los libros de texto y de investigación y en las distintas varas de medir con que se juzga su idea del amor, del dolor o de la desesperación.
Claro que lo mismo ocurre en todos los órdenes de la vida. Por ejemplo, en política. La prensa ataca o ensalza a un político por sus hechos y por su obra, pero cuando se trata de una mujer sólo cuenta su actitud, su forma de vestir, el tono de voz, su simpatía o su radicalismo. ¿Quién se ha metido con la voz de tiple y el verbo elemental de Camps? ¿Y quién no lo ha hecho con el traje que la ministra de Defensa vistió el día del desfile de las Fuerzas Armadas, obviando su trabajo y su honestidad? En esto derechas e izquierdas son casi iguales, todo hay que decirlo.
El libro de Laura es contundente y convincente, pero apuesto a que más de un crítico, si repara en él, que lo dudo, la acusará, al menos 'in mente', de estructurar su pensamiento sobre tópicos. Y es que no hay remedio en un país tan poco machista como el nuestro.
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